diumenge, 27 de febrer del 2011

"Razones para un lenguaje" article de J.Mª Aragonés publicat per La Vanguardia avui.

Sobre la utilidad del cine en 3D podemos debatir todo tipo de argumentos, pero me cuesta admitir los que niegan su segura implementación en todo el mundo. Mi opinión se fundamenta en la propia evolución cultural y social del ser humano, que está hecho para ver no en dos sino en tres dimensiones. El ser humano aprendió a representar el mundo con la tecnología que dispuso a lo largo de su evolución, grabando o pintando sobre rocas, dibujando en papel, reproduciendo imágenes en la pantalla, y siempre trató de imitar las tres dimensiones de la realidad. Quería comunicar y para ello tenía necesidad de representar ilusiones o realidades, y en la mente humana todo se ve, se entiende y se procesa en 3D.

Hemos heredado un bagaje cultural e iconográfico bidimensional de más de 2.000 años, pactando códigos para representar el mundo real, que en realidad siempre ha sido en 3D. Ha habido, durante siglos, un conflicto cultural y educacional que nos ha creado cierta resistencia a adoptar las tecnologías que nos permiten representar la tercera dimensión. Pero las tecnologías han llegado, y el 3D se va a imponer.

En 1901 Kodak ya introdujo con éxito cámaras que se hicieron populares, como la Stereo Kodak II y la Brownie, y, con otras marcas, facilitaron el auge de la fotografía estereoscópica en su fase más primitiva. Este primer interés dio lugar a producciones pioneras y a la investigación de sucesivas propuestas tecnológicas. Pero las dificultades para realizar un cine 3D fácil, cómodo, barato y eficaz frustraron su implantación y la impaciencia comercial por atraer más público al cine precipitó otro recurso mucho más fácil, la gran pantalla, como atractivo diferencial en las proyecciones.

Este fenómeno circunstancial, que duró hasta los años 60, con el abandono comercial del 3D, consolidó la cultura iconográfica en 2D hasta hoy, cuando el cine está necesitado de revitalizar el negocio y ofrecer nuevas sensaciones. Así, se ha hecho un esfuerzo para recuperar el 3D, que nunca debió abandonarse. Hoy justificamos ver una película en 3D por su espectacularidad, como una novedad provocadora. Pero como espectadores simplemente debemos dejarnos llevar por nuestros sentidos, sin esperar más que ver representada la realidad tal como es. Como creadores, haríamos un flaco favor al 3D si sólo quisiéramos sorprender con la novedad del relieve. Hay que sorprender con el lenguaje y con las demás armas del entretenimiento, antes de que el espectador se nos aburra.
J. M. ª ARAGONÉS, premio Gaudí de efectos visuales por 'Viaje mágico a África'. Director de posproducción de Apuntolapospo

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada